Las toallas desechables son una opción económica a la hora de adquirir material de trabajo, ya que son una forma fácil de ahorrar en lavados, secados, electricidad, agua e higiene. Su uso está pensado para peluquerías, centros de estética, spa, gimnasios, centros geriátricos, centros de masaje, instalaciones deportivas o albergues. Y es posible que la lista continúe, ya que cada vez son más los negocios que optan por usar este producto.
Si la higiene es un factor importante en un negocio, las toallas monouso encajarán perfectamente, puesto que permiten mantener un nivel óptimo de limpieza y ayudan a mejorar el servicio al cliente gracias a ser de un solo uso y a que son muy finas y cómodas.
Podemos encontrar dos tipos de toallas de un solo uso dependiendo del material del que están fabricadas. Por una parte, tenemos las toalla de celulosa.
Las toallas desechables están hechas de celulosa, que es un tipo de papel parecido a un material de tejido no tejido, pero con al menos un 85% de pulpa de madera y acetato de vinilo de etileno; se caracterizan por su tacto suave, su gran capacidad de absorción, por estar libres de látex, y por ser hipoalergénicas e insolubles.
Por otra parte, podemos encontrar las toallas de spunlace, que están libres de pelusa, no se deshacen.
El spunlace, material con el que están hechas estas toallas de un solo uso, es un tejido técnico, conocido como tejido no tejido, ya que se crea mediante el proceso de enredar una tela de fibras sueltas. El hecho de entrelazar dos tejidos en diferente dirección le proporciona una propiedad isótropa, lo que le permite ofrecer la misma resistencia en cualquier dirección. Las toallas desechables hechas con este material se caracterizan por no romperse o descomponerse. Son de color blanco, hipoalergénicas y no estériles.
